A la vera del Aloe vera, medicamento sin par

La Empresa Laboratorio Farmacéutico Líquidos Orales (Medilip), de la provincia de Granma, fabricó hace casi un lustro un suplemento nutricional con que se estrenó en Cuba, a escala industrial, la producción de medicamentos naturales.

Lo denominaron Aloe vera, apelativo científico de la sábila que, según la tradición, espanta todo lo malo si se pone en pencas detrás de la puerta.

Se le atribuyen, además, propiedades refrescantes para el hígado, se dice que limpia los riñones y la vejiga, resulta muy buena para el asma, y que su dueña es Yemayá, conforme escuché de una anciana, descendiente de inmigrantes haitianos.

Según las creencias del panteón Yoruba, aquella santa simboliza, entre otras cosas a la salud.

Diversos estudios han probado la efectividad de los productos elaborados en base a esa nutritiva planta perenne, perteneciente a la familia de las liliáceas y agrupadora de unas 250 especies en todo el mundo.

Originaria del este y sur de África, el “Aloe” ha ganado un lugar importante dentro de los difundidos tratamientos naturistas y las terapias alternativas.
Tal reconocimiento de alcance universal data de miles de años. Antiguos papiros egipcios detallan sus propiedades curativas, algunas vigentes en las culturas sanitarias de diferentes pueblos.

La planta posee hojas carnosas insertadas en apretada espiral, que terminan en puntas afiladas y con bordes espinosos, morfología típica de la vegetación de las regiones áridas, que le confieren una alta resistencia a la escasez de agua, tan frecuente ahora debido al cambio climático.

Tales características facilitaron su adaptación al suelo cubano, y particularmente a los de la región más oriental de la Isla, donde se han obtenido ejemplares de un metro de altura y ramificaciones de unos 90 centímetros de ancho.

La diversidad de aplicaciones terapéuticas de la Sábila es tan amplia que ha alentado las esperanzas entre quienes le atribuyen efectos contra las tumoraciones malignas.

El bien ganado apelativo de "planta milagrosa" radica en los numerosos beneficios que aportan los aproximadamente dos centenares de elementos naturales que la componen.

Entre sus usos más conocidos descuellan la regularización del sistema digestivo y su acción cicatrizante y antiinflamatoria.

También se le atribuye efectividad en el tratamiento de las úlceras gástricas, hemorroides y afecciones del hígado y la vesícula biliar. En buena medida se utiliza como tópico para la protección de la piel y el tratamiento de quemaduras.

Especialistas cubanos confirmaron el poder analgésico del Aloe vera, tras emplearse su jugo sobre heridas.

Nuevas investigaciones vislumbran desconocidos horizontes para los efectos benéficos de la liliácea, y contribuirán a probar que no gratuitamente los antiguos egipcios la denominaron “planta de la inmortalidad” y la medicina actual le confiere cada día mayor importancia para la salud humana.